La cara y la cruz del dólar: ¿será el activo en el que refugiarse ante la tormenta?
El dólar siempre es la referencia para todo inversor y ahorrador. Especialmente, cuando empiezan a generarse determinadas tormentas en los mercados. ¿Qué está pasando en estos momentos? ¿Compensa invertir en el billete verde viendo el clima global que se está instaurando en los mercados?
Basta con echar un ojo al contexto generalizado, para después hacer un balance adecuado que mida pros y contras en esa línea. En lo que va de año, el dólar estadounidense ha subido casi un 8% frente a una cesta de seis divisas importantes (incluidas el euro, el yen japonés y la libra esterlina de Reino Unido). Y, en los últimos 12 meses, ha subido casi un 13%, acercándose a máximos no visto en los últimos 20 años.
El telón de fondo es lo que marca la tendencia y este nuevo foco sobre la divisa norteamericana, que siempre gustó en momento ciertamente más convulsos. Las tensiones geopolíticas se han recrudecido notablemente en los últimos meses debido, principalmente, a la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso. Así, en momentos de falta de certidumbre, los inversores suelen buscar refugio en inversiones y divisas percibidas como seguras, en concreto, en el dólar estadounidense y los valores denominados en esa divisa.
A corto plazo, el dólar estadounidense suele verse influenciado por los diferenciales de tipos de interés. Asimismo, la FED estadounidense ha iniciado antes su ciclo de subidas de tipos, mientras que el BCE y otros bancos centrales van por detrás en el inevitable endurecimiento de la política monetaria. Una combinación que hace que aquellos que buscan rentabilidades opten por activos denominados en dólares, ya que estas suelen incrementarse cuando la Reserva Federal sube los tipos
Esto se debe a que, tradicionalmente, el dólar se ha fortalecido en momentos en los que el crecimiento mundial se ha debilitado y la incertidumbre ha cobrado protagonismo en los mercados financieros y la economía. Esto es algo que se puede observar con su correlación positiva con la volatilidad de los mercados de renta fija y variable. De este modo, el riesgo creciente de una posible recesión mundial y estadounidense en 2023-2024 también es favorable para el billete verde.
El yin y el yang para el dólar
Como punto de partida, la realidad es que la tendencia de un dólar estadounidense fuerte sigue intactas gracias, principalmente, a los factores mencionados anteriormente. Unos aspectos que incluyen una huida hacia la calidad, los diferenciales de tipos de interés entre bancos centrales y el riesgo de una recesión económica.
Pero hay vientos en contra que sí podrían afectar a la divisa estadounidense, eso sí. El dólar parece estar sobrevalorado según las métricas de valoración a más largo plazo. A ello hay que añadirle que Estados Unidos se enfrenta también a un importante déficit fiscal y por cuenta corriente, lo que suele ser perjudicial para la divisa de un país.
Además, el yuan está ganando aceptación en algunos círculos como un medio sólido de comercio internacional.
En esta línea, la “cara” de tener en cartera dólares (y activos denominados en divisa norteamericana) puede ser positivo, ya que el valor de estos activos crecerá si el dólar sigue subiendo.
Poseer activos denominados en dólares podría resultar útil sobre todo para los inversores europeos. El euro se ha depreciado notablemente frente al dólar, y los rendimientos obtenidos en la zona euro suelen ser inferiores a los de sus equivalentes estadounidenses.
En la otra cara de la moneda, la “cruz”, la podríamos encontrar a través de otros factores. Cuando el dólar está fuerte, el resto de los países lo tienen más difícil para frenar la inflación, ya que sus responsables políticos deben defender sus divisas o arriesgarse a una inflación de «importación».
En última instancia, las exportaciones estadounidenses podrían ralentizarse a medida que los consumidores estadounidenses pierden poder adquisitivo. – Los riesgos para la Reserva Federal podrían incrementarse al buscar el equilibrio entre controlar la inflación y no asfixiar el crecimiento.
Si quieres aprender más o ver cómo adaptar tu cartera al entorno actual, contacta con un asesor profesional.